Poza Rica, la otrora capital petrolera de México, resiente los efectos adversos de la suspensión de proyectos e inversiones en Petróleos Mexicanos, que desde el 2012 recortó drásticamente el presupuesto destinado a la Región Norte de Pemex Exploración y Producción (PEP) y dejó con ello una estela de adeudos a contratistas y proveedores, lo que ha generado una recesión económica que aún afecta a todos los sectores productivos de la zona norte del estado de Veracruz.
Como consecuencia de lo anterior, fueron cerradas alrededor de 130 empresas que dependían en forma directa de la industria petrolera, principalmente en el sector de la construcción, que desde entonces a la fecha no se ha podido recuperar, por lo que la maquinaria de estas compañías está parada y sus oficinas e instalaciones lucen vacías.
El ramo hotelero y restaurantero también resintió los efectos de la crisis. Negocios tradicionales de esta ciudad como los restaurantes El Chalet y El Petrolero cerraron sus puertas, así como el hotel Principal, entre otros establecimientos de distintos giros comerciales.
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