Enloquecido y drogado cantinero violó a su hijastra de apenas tres años de edad, a quien después golpeó a sus anchas porque no dejaba de llorar; en el despiadado castigo la inocente criatura dejó de existir, y el asesino lejos de inmutarse le habló a su amante para decirle que su hija estaba enferma pero que él no podía hacerse cargo de ella porque se tenía que ir a trabajar. Luego huyó y hasta el momento nada se sabe sobre su paradero.
La tragedia ocurrió ayer por la tarde en la calle Ignacio Aldama, esquina con el bulevar Lázaro Cárdenas de la colonia Ricardo Flores Magón, donde la trabajadora doméstica María Ángela Catalina Bustos Atzin y su concubino Edgar Alaín Tec Luna rentan un cuartucho en la planta alta de una construcción.
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