Por PAULO RUIZ VARGAS
Foto Enrique González Morales
De acuerdo a las estadísticas arrojadas en el último censo poblacional del INEGI en Veracruz, de cada 100 mujeres mayores de 15 años de edad, al menos 62 han padecido algún tipo de violencia, ya sea por parte de su pareja o de cualquier otra persona.
Existen varios aspectos sobre el origen de este tipo de violencia, pues a decir de la psicóloga Karla Irene Reyes de la Concha, catedrática de la Universidad Veracruzana, podemos partir de antecedentes históricos ligados a una cultura de dominación “Patriarca”, donde históricamente la mujer ha estado subordinada por el hombre.
En esta situación histórica-cultural intervienen roles que hemos jugado por mucho tiempo en nuestra sociedad, donde la participación femenina ha sido limitada en ciertos ámbitos y relegada tan sólo al doméstico, sin la posibilidad de poder desarrollarse, “También es parte de la violencia” apuntó.
Dijo que estas conductas anteriormente no eran tan mal vistas, por ello mucho hombres adoptaron la creencia de que las mujeres son de su propiedad, donde este rol es naturalizado y se llega a ver como algo normal, cuyo modelo es reproducido dentro de la familia.
Mucho se dice de que las mujeres forman parte de esta repetición de patrones, sin embargo aunque no es atinado decir que son responsables, las mujeres si contribuyen en este tipo de conductas, comentó la integrante del cuerpo académico orientado a la violencia y equidad de género.
Para que una mujer logre superar este tipo de maltrato, se debe tener claridad sobre el papel que tiene y conocer sus derechos para llegar a ser respetada y poder transmitirlo a sus hijos, pues es necesario promover condiciones de igualdad para poder tener una relación equilibrada y equitativa, agregó.
Prisioneras de la necesidad
El índice más alto de violencia se encuentra entre las mujeres que trabajan, pues representan hasta un 55.4 por ciento y es más notorio en aquellas que llevan un tipo de relación ya sea en matrimonio o unión libre, pues cabe mencionar que la dependencia a los hombres por parte de las mujeres ha disminuido en los últimos años, ya que muchas de ellas son profesionistas y han cambiado su manera de pensar, pues al convertirse en personas independientes dejan de soportar malos tratos e infidelidades.
Tan sólo en la Agencia del Ministerio Público especializada en Delitos contra la Libertad, la Seguridad Sexual y la Familia se puede observar que muchas de las denunciantes son personas con una carrera y un trabajo estable, pero quienes deciden separarse en lugar de soportar más humillaciones.
Esto debido a que la situación económica es otro factor importante, pues actualmente se registran mayor números de asesorías legales a personas con solvencia económica, “Los abogados salen caros” apuntó una de las demandantes de divorcio, quien decidió dejar a su marido, tras ser golpeada, aunado a que éste dejó de aportar sustento al quedarse sin empleo tiempo atrás.
El que una mujer gane más y aporte mayores recursos al hogar que el hombre, modifica la relación de poder y llega a convertirse en una más temple y con más violencia.
Cuando alguien vive con baja autoestima, eso no le permite valorarse y llega a depender del otro, muchas económicamente, sin embargo hay mujeres que son autosuficientes pero enfrentan una problemática por la dependencia afectiva, apuntó la psicóloga Griselda Urrutía, del Instituto Municipal de la Mujer.
Apuntó que la mujer puede trascender más allá de una actividad doméstica, por lo que tienen que descubrir su valor, pues en algunos casos fueron educadas a “vivir la violencia” desde su hogar, donde tienen que soportar porque así lo indican sus patrones de conducta familiares.
El silencio y sus consecuencias
Muchas jovencitas llegan a la Cruz Roja para algunas curaciones, tenemos sospechas de maltrato pero ellas niegan que les hayan hecho algo, “Dicen que se cayeron aunque los golpes sean evidentes” compartió la delegada de esta institución, María de los Ángeles Villa de Rodríguez.
Explicó que han atendido casos de mujeres con golpes en el rostro, pero no se atreven a decir lo que en realidad pasa, “Falta una cultura de la denuncia y que lo digan, nosotros nos vemos impotentes ante estas situaciones” explicó.
Dijo que también hay casos de jovencitas que llegan acompañadas de familiares o con su novio, porque sufren crisis nerviosas después de alguna discusión y ya no saben que hacer para controlarlas, algunas bajo el influjo del alcohol.
Tan sólo en el instituto de la mujer se ha brindado asesoría a 368 mujeres en lo que va del año y a decir de Griselda Urrutía, en este instituto se ha trabajado para ofrecer orientación a las chicas desde el noviazgo.
Mencionó que las pláticas son con el objetivo de que ellas identifiquen si son víctimas de violencia y puedan decidir a tiempo, dejar una relación que les hace daño, dijo que son 30 niveles y diferentes conductas que están señaladas en un violentómetro.
Muchas veces, después de la agresión, viene el arrepentimiento y llevan hasta flores, lo que queremos evitar es que esas flores sean llevadas a un panteón, pues la muerte es el último peldaño a la que puede llegar la violencia.
Manifestó que es necesario romper con estos vicios “El amor no duele, si en verdad te quiere no te pega” es uno de los mensajes para tratar de romper esas cadenas y poder vivir libres de violencia, comentó.
El amor no es amor, si causa dolor
“Después de nuestro primer año de noviazgo empezaron las ofensas, empujones y jalones” comentó Patricia, mujer violentada por quien llegó a ser su esposo, pues éste mostraba cambiar su actitud pero con el tiempo volvía a maltratarla de distintas maneras.
Comentó que cuando eran novios él comenzó a celarla por cualquier cosa, pues no permitía siquiera que volteara a ver a alguien más, pero aún así decidió casarse y tener hijos, pues llegó a creer que podía ser todo diferente.
Según a su testimonio, nunca la dejó involucrare en el tema de préstamos y deudas que se tenían en el hogar, pues él creía que debería ser él, por ser hombre, situación que empeoró el día que ella comenzó a ganar más que él, “Sabía que comenzaba a ser independiente” añadió.
Con el recuerdo aún presente, Patricia relató que jamás intentó golpearlo cuando la agredía porque pensó que si lo hacía, él le pegaría aún más fuerte, por lo que soportó los malos tratos, tanto psicológicos como físicos por más de 7 años de matrimonio.
Cuenta que decidió divorciarse de él durante mucho tiempo, sin embargo cuando decidía dejarlo, él le quitaba su cartera y la amenazaba que se iría sin sus hijos, por lo que no se atrevía a dejarlo, “Cuando pretendía irme, me jalonaba” recordó.
Para Patricia fue una decisión difícil pero busco ayuda jurídica y realizó mediante un abogado el deposito de sus hijos ante un juez, para una vez así poder pedirle el divorcio, en un lugar donde no pudiera someterla.
Esta decisión fue tomada, porque sus pleitos eran cada vez mayores y las agresiones llegaron a ser hasta en público, “Una ocasión, nos sacaron de un restaurante porque comenzó a discutir muy fuerte y el pleito siguió por toda la avenida 20 de noviembre” dijo.
“Emocionalmente, tengo miedo de tener una nueva relación” pues dijo que teme volver a vivir otro episodio semejante, por lo que a pesar de no haber solicitado ayuda psicológica, dijo que en un grupo de mujeres católicas ha tenido la confianza para expresar sus vivencias, “Me ha ayudado de mucho platicar con mis amigos y mi familia” compartió.
Enfrentar el divorcio a sus hijos fue difícil y por ellos ha tratado de llevar buena relación con su ex marido, pues trata de no discutir con el, “Siento que falta el apoyo de las mismas mujeres, pues nadie intercede por ti a menos que sea tu familia” agregó.
Compartir el dolor y superar los miedos
La violencia en cualquiera de sus facetas tiene el mismo efecto, para ello la psicóloga Karla Irene Reyes de la Concha coincide en que se debe buscar ayuda para conocer cuales son tus valores como persona, y fortalecer estrategias para hacer frente ante estas situaciones de abusos.
Explicó que las redes de apoyo son importantes, pues compartir experiencias como mujeres y darse ese apoyo es muy valioso, “Compartir como ha salido adelante del sometimiento es un buen ejemplo usado por mujeres que han logrado salir de la opresión”.
Ante esta situación, lo más recomendable es buscar asesoría profesional “Como psicóloga le apuesto a la condición humana” dijo Reyes de la Concha, quien dijo que puede ser posible llegar a una armonía en la familia, pero también se tiene que ver la integridad y dignidad como persona.
Una mujer muestra valor en medio de su temor y a nadie permite que le quite lo mejor de ella, se da cuenta de los errores en la vida y aprende de ellos, tiene confianza y camina con pasos seguros, tiene fe en que tiene fuerza suficiente para enfrentar cualquier obstáculo que tras ser superado la hará cada vez más fuerte.