El panteón comenzó a llenarse de flores de cempasúchil y las familias empezaron a reunirse en torno a las tumbas de sus seres queridos que dejaron este mundo. Algunos de inmediato abrieron los tamales y destaparon una cerveza en honor a su difunto.
Ya sea con oraciones o con música, las familias recuerdan de manera distinta a sus difuntos, “Oye, Marcos, pero primero vamos a rezar”, dijo una señora a su esposo, que impaciente esperaba que un cuarteto norteño se acercara a tocar “El Rey”, la melodía preferida de su difunto padre.
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