Vivir en zonas de alto riesgo
Bernardo Gutiérrez Parra
La zona que se conoce como La Privada ha sido toda la vida zona pantanosa. Cuando era niño, porque alguna vez lo fui, en La Privada había monte, guayabos, naranjales, un rectángulo de tierra negra y matas de zacate llamado campo de futbol “Jorge Gutiérrez” y párale de contar lector. Acaso una casita por aquí y otra por allá formaban parte del paisaje y estaban tan distantes una de la otra que daba flojera nomás de verlas.
Jugar en el campo Jorge Gutiérrez era algo así como pagar una manda. Para llegar al chinchero lugar teníamos que atravesar dos o tres potreros plagados de tábanos, ortiga y víboras. El camino era una brechita dispareja y angosta por dónde íbamos en fila india. Si alguien venía de allá para acá tenía uno que pegarse al monte y en tiempo de lluvia aquello se convertía en un viacrucis.
Pero hace treinta años llegó la modernidad y se hicieron dos grandes unidades habitacionales: Infonavit CTM e Infonavit Canaco. Quienes viven en la primera más o menos la libraron porque la zona es alta aunque susceptible a las inundaciones, pero los que habitan en la Canaco lo están haciendo sobre una hondonada y en el corazón de un pantano