Ciudad de México.- Cada cuatro años, 32 selecciones viajan a un país determinado para pelear por el trofeo más codiciado en el mundo del futbol, la Copa del Mundo; en 2014 la cita fue en Brasil, y después de un mes de apasionantes encuentros, Alemania y Argentina llegaban a la cita final por la gloria balompédica. El escenario, el mítico Maracaná, estadio que hoy vio a Alemania hacerse con el cuarto trofeo mundial en sus vitrinas.
Alemania de blanco y Argentina de azul, saltaron a la cancha del coloso de Río de Janeiro para enfrascarse en un duelo a muerte, donde al final el vencedor fue el cuadro europeo.
Los primeros quince minutos fueron todos del cuadro teutón dirigido por Joachim Löw, manejaban la posesión del balón pero un par de latigazos argentinos pusieron a temblar a más de un alemán en las gradas del inmueble.
Apenas al minuto 3, Alemania desperdició un balón parado a favor y Gonzalo Higuaín replicó para los sudamericanos enviando un remate a un costado de la cabaña de Manuel Neuer; esto era el primer aviso de lo que argentino estaba por devorarse.
Al minuto 16, Kramer sufrió un fuerte impacto con el defensa sudamericano Ezequiel Garay situación que más tarde derivo en la salida del alemán por el ingreso del delantero Andre Schürrle.
¡Lo que se comió Higuaín! Al minuto 20 el delantero del Napoli se encontró con un regalo de la zaga alemana, linderos del área, botando y sin marca, el sueño de todo delantero y el argentino ni siquiera le dio dirección de gol a su disparo, imperdonable error que a la larga salió muy caro.
Nueve minutos más tarde, excelsa definición del mismo hombre, que remató a botepronto un centro por el costado derecho y que mandó a guardar en la cabaña teutona, festejo desmedido del delantero que culminó en decepción al ver la bandera levantada del asistente invalidando la jugada por un claro fuera de lugar.
Höwedes, jugando gratis desde el minuto 32 por una plancha sobre Pablo Zabaleta, tuvo en su cabeza lo que pudo ser el 1-0 tras rematar un tiro de esquina en el agregado del primer tiempo sin encontrar fortuna al enviar el esférico al palo de la cabaña defendida por Sergio Romero.
Descanso en Río de Janeiro, paridad en emociones e intensidad, lo mejor estaba por venir.
Totalmente desbocados, con la consigna de adelantarse en el marcador antes que el rival, Argentina, vía Lionel Messi, tuvo al 46 esa jugada que pudo consagrarlo como un héroe nacional en tierras sudamericanas pero el caprichoso Brazuca besó el poste del arco alemán y el grito del gol murió ahogado en la garganta de millones de Argentinos.
Bajo el cobijo de miles de alemanes y brasileños presentes en el Maracaná, los de Löw comenzaron a inclinar la cancha a su favor y con buena distribución del esférico buscaron maniatar a los ‘locales’.
Al 70 la fórmula casi fructifica, un par de paredes dentro del área argentina y Schürrle incapaz de controlar el esférico, se pierde una clara para los germanos.
Al 76, Sabella sacó a Higuaín del campo, desafortunada participación del argentino en el momento más importante del campeonato, Palacio sería el encargado de acompañar a Messi en el ataque sudamericano.
Tres minutos más tarde los alemanes incendiaron el área de Romero, una vez más la incapacidad ofensiva de Höwedes evitó que éste se diera la vuelta e impactar para colocar la ventaja germana en el luminoso, instantes después fue Toni Kross quien recibió un balón en diagonal y con displicencia envió su disparo a un costado de la portería, los teutones no la querían meter.
¡Tenemos tiempos extras! 90 minutos no fueron suficientes a pesar de las múltiples aproximaciones que ambas selecciones presentaron, no pudieron definir un digno encuentro de final de Copa del Mundo en tiempo regular.
38 segundos del primer tiempo extra, latigazo descomunal de Alemania que de no ser por la oportuna intervención de Romero hubieran cambiado el rumbo del partido desde ese entonces, los alemanes seguían perdonando.
Como cualquier alumno aprende del maestro, Rodrigo Palacio emuló la falla de Gonzalo Higuaín en el primer tiempo y tras bajar un esférico dentro del área de Neuer, solo y sin marca, quiso clarear al portero cuando éste salió a achicar y el balón se fue lejos del arco manteniendo la paridad en el marcador.
“Tanto va el agua al cántaro” hasta que llega Mario Götze con una poesía de jugada dentro del área argentina, bajando el balón con el pecho y antes de que éste tocara el tocara el suelo impactó de media vuelta para cruzar a Romero y con esa magistral definición entregarle a la Mannschaft su cuarta Copa del Mundo, el primer europeo en conquistar la copa fuera de su continente.
Alemania Campeón, hasta siempre Brasil 2014; Rusia 2018 ¡sorpréndenos!