MARTÍNEZ DE LA TORRE, VER.- Ser obrero o productor de caña abastecedor del Ingenio Independencia es casi sinónimo de estar en bancarrota, olvidados y al borde del colapso.
Desde hace más de once años ambos sectores han visto cómo se desmorona su esperanza de que el Ingenio se reactive y se cumpla el pago de los pasivos por más de 17 millones de pesos que la administración de la factoría mantiene con ellos. En ese lapso han vivido de todo, quiebras, la institución de un fideicomiso que al extinguirse facilitó la entrega de la industria a inversionistas que no han hecho más que llevarla hacia el precipicio y convertirla en un elefante blanco, que desde hace cuatro años no emite humo por sus chacuacos.
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